sábado, 18 de mayo de 2013


 ACTIVIDAD 30
¿Qué pasaría si tu mejor amigo y tu dieran un paseo por la estrellas en el cielo?
2.     ¿Qué pasaría si una estrella fugaz te invitara a pedirle 5 deseos?
3.     ¿Qué pasaría si Batman te pidiera matrimonio?
4.     ¿Qué pasaría si el monstruo que vive debajo de tu cama se convirtiera en tu mejor amigo?
5.     ¿Qué pasaría si el conejo de la luna se la comiera porque piensa que es de queso?}

Rabito el hijo menor de la familia Pelusin, trabaja durante todo el día en el huerto familiar, el se encargaba de sembrar las zanahorias y recolectaba las que ya estaban listas para su venta y consumo.
Rabito estaba harto de comer todos los días zanahorias, desde bebé su madre siempre lo había alimentado con ellas y al parecer era el único miembro de la familia que se había cansado de consumir siempre el mismo alimento.
Un día salió de casa en busca de nuevas recetas de cocina que podría mostrarle a su madre y no tener que volver a comer nunca más zanahorias. Camino y camino hasta llegar a una pequeña granja en donde vivían muchos animales que comían toda clase de alimentos, pero ninguno de ellos se le hizo tan apetitoso, pero al pasar cerca de un nido de ratones su pequeña naricita comenzó a reconocer un aroma tan delicioso y esquicito, decidió asomarse por un hoyito cerca del nido y vio a un par de ratoncitos disfrutando de un aromático queso. Rabito se moría de ganas por probarlo así que se invitó solo a pasar a la madriguera de los ratones que gustosamente compartieron un trozo de su queso y Rabito quedo realmente maravillado por el placer que le había producido el comer tan exquisita delicia. Pregunto a los ratones en donde podía conseguir más queso, pues quería cambiar la dieta familiar de zanahorias por unos trozos del delicioso queso. Los ratones tristes lo miraron y respondieron que ya no había más queso, la granja ya no podría producirlo porque ahora el queso se encontraba en la luna, si él quería volver a comerlo tendría que viajar allá para traerlo. Rabito se puso triste, pero después se le ocurrió una muy buena idea para poder conseguir más queso.
Durante toda la noche, preparó un pequeño cohete que lo llevara a la luna y poder traer todo el queso que él quisiera. Se imaginaba que al llegar podría sentarse tranquilamente y disfrutar cada cráter hecho de queso.
Por fin terminó, encendió el cohete y partió hacia la anhelada luna. Cuando llegó estaba listo para aterrizar pero inesperadamente su cohete no aguanto la presión y explotó. Rabito rebotó en la luna, el aroma lo envolvía tan profundamente hasta guiarlo a una montaña de delicioso queso.
Los animales de la granja miraron desconcertados hacia el cielo esperando ansiosamente el regreso de Rabito con miles de toneladas de queso. Así pasaron  días noches, meses, y cada vez que volteaban al cielo solo podían ver la silueta de un conejo en la luna. Rabito nunca más pudo regresar a la Tierra pues su nave había explotado en miles de pedacitos, así que durante el resto de su vida no le quedo más que disfrutar de las grandiosas delicias que la luna le había regalado, el queso.

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